Hay varias posibilidades, pero entre las más importantes están:
Innovación: la capacidad de pensar fuera de la caja y buscar soluciones novedosas e innovadoras a los problemas.
Flexibilidad: la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios en el mercado y en el entorno empresarial.
Liderazgo: la capacidad de dirigir y motivar al equipo de trabajo para lograr los objetivos de la empresa.
Visión estratégica: la capacidad de ver el panorama global y planificar a largo plazo para alcanzar los objetivos de la empresa.
Comunicación efectiva: la capacidad de comunicarse de manera clara y efectiva con los empleados, clientes, proveedores, inversores y otros stakeholders.
Habilidades analíticas: la capacidad de analizar datos y tomar decisiones basadas en la información disponible.
Habilidades en el uso de tecnología: la capacidad de utilizar herramientas tecnológicas para mejorar la eficiencia de la empresa y para mejorar los servicios y productos ofrecidos.
Habilidades en el manejo de riesgos: La capacidad de identificar, evaluar y mitigar los riesgos asociados con las operaciones de la empresa.
Habilidades en la gestión de recursos: la capacidad de administrar eficazmente los recursos financieros, humanos y materiales de la empresa.
Habilidades en la colaboración y networking: la capacidad de trabajar en colaboración con otros individuos, organizaciones e instituciones para alcanzar los objetivos de la empresa.
Creatividad: la capacidad de generar nuevas ideas y pensar de manera no convencional para resolver problemas y crear oportunidades.
Habilidades en la toma de decisiones: la capacidad de evaluar la información disponible y tomar decisiones informadas y rápidas.
Estas habilidades son interdependientes y se complementan entre sí. Es importante contar con un equipo diverso con habilidades complementarias y una cultura de aprendizaje continuo que permita ampliar la perspectiva y actuar de manera efectiva para conseguir el objetivo estratégico que se persigue.